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VA DE CINE (PELICULONES PARA EL AÑO NUEVO)

Ya estamos en 2010, un año que se presenta apasionante para los amantes del buen cine, con multitud de peliculones que van a venir, y para ir abriendo boca, vamos con algunas reseñas de proximísimos estrenos.


SOLOMON KANE


En la Inglaterra del siglo XVI, Solomon Kane es un sanguinario asesino que libra guerras por todo el mundo en nombre de su país. Una maldición demoníaca parece perseguirle desde que saqueó un castillo en el norte de África, así que decide redimirse de sus pecados y consagrarse a la vida espiritual. Sin embargo, cuando unos guerreros capitaneados por un jinete enmascarado asesinan a sus amigos y raptan a su hija, Kane volverá a las armas, convertido en un vengador contra las fuerzas del mal.

Un sombrero, una capa, dos espadas y un fajín en la cintura. Ese es el aspecto tradicional de Solomon Kane, el héroe vengador y puritano que salió de la imaginación de Robert E. Howard en 1928. El legendario escritor norteamericano, también creador de "Conan El Bárbaro", se inspiró en la Inglaterra del XVI para unir en una misma historia las aventuras, la épica, la fantasía, la acción y el terror sobrenatural. Pues bien, basándose en los relatos cortos de Howard, el cine da la bienvenida a "Solomon Kane", la cinta que inaugura una más que probable trilogía. Michael J. Bassett (Deathwatch) fue el encargado de dirigir un rodaje que transcurrió en los escenarios más oscuros de la República Checa y Reino Unido.

James Purefoy, actor de "Resident Evil" y la televisiva "Roma", presta su rostro al mítico héroe británico, y lo hace a la viaja usanza, con una apariencia clásica que no recurre en demasía a los efectos especiales. A su lado, Max Von Sydow (Aritmética emocional) y los hermanos Hurd-Wood, Patrick y Rachel, ésta última en el elenco de la esperada "El retrato de Dorian Gray". También intervienen Pete Postlethwaite (Cerrando el círculo), Alice Krige (The Contract), Mackenzie Crook (City of Ember: en busca de la luz) y Jason Flemyng (El curioso caso de Benjamin Button).
 

"Solomon Kane" padece el síndrome de las películas hechas ´a imagen y semejanza de´. Se parece a muchas pero no tiene el nivel de casi ninguna de ellas; intenta codearse con la crema del cine de acción fantástico jugando en la liga de los títulos de gran presupuesto, opero se le ven las costuras y el halo de refrito menor de atmósferas góticas mucho más elaboradas y genuinas que ésta. Es un proyecto lleno de intenciones nobles, pero su militancia en la serie B no es una postura estética o una cuestión de principios, que también; es, por el contrario, el lugar que le corresponde por no saber ser otra cosa con credenciales mejores.

Co-producción multieuropea, reivindicación entre las nuevas generaciones de la figura esencial de Robert E. Howard, la película de Michael J. Bassett se acomoda con mucha dignidad en los márgenes de un presupuesto exiguo (45 millones de dólares) para una producción de estas características. Visualmente "Solomon Kane" aprueba con nota, sin necesidad de inundar la pantalla de ilusiones computerizadas a diestro y siniestro. Es decir, que en el cómputo de los méritos es de justicia dar bola a la excelente factura de una película que exprime lo que tiene hasta donde puede ser exprimible. El problema es que el vistoso carrusel de imágenes esconde mediocridad a espuertas debajo del notable balance relativo a la práctica totalidad de apartados técnicos (los efectos visuales son, francamente, un tanto irregulares).

Bassett no anda sobrado de imaginación, y más allá del universo Howard la recreación plástica de la fantasía postmedieval sucumbe a la tentación de hacerse notar a base de muletillas visuales. "Solomon Kane" es, en casi todo, un híbrido pobre de "Van Helsing" y "El Señor de los Anillos", porque el antihéroe no es sino un pariente cercano y canalla del primero y del Aragorn de la segunda. La vuelta de tuerca es el giro hacia lo oscuro y lo siniestro; el antihéroe es un genial inadaptado hiperviolento ebrio de muerte y sombras del demonio en busca de una redención que se antoja más bien difícil. Bassett explota con gracia el período bisagra en el que se ambienta la ficción, en la tardo Edad Media en los albores de la era de la pólvora en los que el chasquido del mosquete se confunde con el brillo metálico de los sables. Por eso la película, con todo, tiene su aquel, a pesar de ir a rebufo de un montón de mitos ajenos.

Entre tanto paisaje precioso y delicias fotográficas sombrías e invernales, cojea la cinta por el carisma escaso de su insípido (aquí) protagonista, un James Purefoy que explota con escasa suerte un sinfín de parecidos razonables echándose sobre los hombros una película de esas que engordan porque no matan. Diagnóstico final: se deja mirar si uno no anda con la exigencia recién afilada.



SHERLOCK HOLMES


Sherlock Holmes es uno de esos personajes que todos creemos conocer porque ha permanecido intacto en la imaginación de generaciones y generaciones desde que el escritor escocés Arthur Conan Doyle creó en el siglo XIX este personaje capaz de dejar en ridículo a Scotland Yard. «Probablemente fue el primer superhéroe, un superhéroe intelectual», comentó ayer Robert Downey Junior, quien protagoniza esta nueva versión dirigida por Guy Ritchie, que se estrenará en España el próximo 15 de enero. «Probablemente sigue siendo uno de los iconos más reconocibles sobre la Tierra; tanto, que mucha gente cree en realidad que fue una persona real», resaltó el actor.

Con este nuevo Sherlock Holmes el ex marido de Madonna pretende romper estereotipos. Para empezar, no dice en ningún momento de la película la famosa frase: «Elemental, querido Watson». Y, curiosamente, a diferencia de la imagen de gentleman que uno tiene de él, se nos presenta un hombre bohemio y con múltiples defectos que no sería lo que es sin su compañero y mejor amigo, el doctor Watson, encarnado por Jude Law. «Hemos intentado devolverle a lo que creemos que es su origen, que es esencialmente un personaje más visceral», explicó Ritchie, que ha sido un fan del personaje desde su infancia. «Sherlock Holmes es arrogante, egoísta y sufre de depresión», lo que para su director «lo hace más cercano». Fue al descubrir todos estos detalles de la personalidad del detective cuando el cineasta decidió que debían crear un Holmes «auténtico, sin la contaminación» con que ha llegado hasta nosotros.

Los creadores de la nueva película ahondaron en las cuatro novelas y los 56 relatos cortos protagonizados por el mítico personaje para rescatar todos aquellos detalles de su personalidad que las películas y las series de televisión obviaron en su día. «Cuanto más analizas los libros, más te das cuenta de la riqueza del personaje», resaltó Downey. Y es que además de tocar el violín, ser boxeador, experto en artes marciales, estar interesado en la química y en la condición humana, «tiene un código moral muy sólido basado en ayudar a los buenos y cazar a los malos; por eso ha dedicado su vida a ser un detective».

Sherlock Holmes es conocido por resolver los misterios más complejos gracias a su poder de observación, su habilidad para la deducción y la fuerza de sus puños. Esto último no es precisamente una cualidad que asociemos al detective británico, pero sí a las películas de Guy Ritchie, un gran aficionado a las artes marciales, como también Downey Jr., que lleva seis años entrenando. Así es como ambos se pusieron manos a la obra para recrear las peleas. «Jujitsu es la elegida por Guy. La mía es Chun Kung Fu, por lo que desarrollamos nuestra propia combinación de estilos de artes marciales para la película», explicó el actor. Ese es uno de los aspectos que más llama la atención de este largometraje distribuido por Warner Bros.

Guy Ritchie quiere demostrar que Sherlock Holmes es un hombre de acción de su tiempo que eclipsaba a todo el mundo a su alrededor, incluso con los puños. Y es que no sólo usa su inteligencia para resolver, junto a Watson, el misterio detrás de varios asesinatos cometidos por el temido Lord Blackwood, que aterroriza Londres gracias a supuestos poderes de magia negra con la que quiere dirigir el país. Este personaje, que le viene al pelo al actor británico Mark Strong, no aparece en ninguna novela de Conan Doyle, lo que ha dado mucha libertad a sus creadores para desarrollar un perfil diabólico.

El Londres decimonónico
La acción se desarrolla en el Londres de 1890, cuando la ciudad era el centro del mundo -el imperio británico en su apogeo- y de la Revolución Industrial. Richie, como londinense que es, se ha esforzado en recrear la construcción del puente de la Torre de Londres y buscar las localizaciones que hagan volar al espectador hasta aquella época. La mayoría del rodaje se hizo en exteriores de Londres, Liverpool y Manchester para recrear el aspecto de la capital británica a finales del siglo XIX. «He nacido y me he criado aquí -comentó Jude Law-, pero fui a sitios que nunca había visto: rincones adoquinados de la época de la Reina Victoria». La primera escena de la película fue rodada en la iglesia de San Bartolomé el Grande, del siglo XII, pero el espectador también reconocerá la catedral de San Pablo o el Freemason Hall, el centro de reunión de los masones en Londres, y el escenario elegido para la presentación mundial de la película.

Además del diseño de los escenarios exteriores e interiores, como el de la casa situada en el 221B de Baker Street, se ha cuidado mucho el vestuario de los actores. «Por los libros sabemos que podía pasarse semanas encerrado en su cuatro, tumbado en el sillón sin hacer nada», comentó el creador de la historia original en la que se basó el guión, Lionel Wigram. «Por eso hay muchas posibilidades de que vistiese de forma un poco desaliñada, más como un artista o un poeta». También se prescinde del mítico sombrero de Holmes, que no procede de Conan Doyle sino de una ilustración de una de sus historias.

Guy Richie quiere demostrar con esta película que Sherlock Holmes es «único», que «no hay nadie como él», y de paso saltar a las películas de masas después de años dirigiendo cintas de corte independiente y no muy taquilleras. Como comenta Joel Silver, productor de la película y de otras cincuenta, como la trilogía 'The Matrix', «tiene potencial para convertirse en una franquicia». Quizá sea por eso que al final de la película Sherlock Holmes resuelve el caso, pero se plantea un nuevo misterio que podría tener respuesta en una segunda parte.
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 TIANA Y EL SAPO





The Princess and the Frog (traducción literal La princesa y la rana), La princesa y el sapo o Tiana y el sapo en español, es una película animada de Walt Disney Animation Studios basada libremente en el libro La princesa rana de E. D. Baker y en el cuento El príncipe rana de los hermanos Grimm. Se estrena el 11 de diciembre de 2009 (4 de febrero de 2010 en España), siendo la cuadragésimo novena película animada dentro del canon de animación de Disney, y la primera película de animación tradicional desde Zafarrancho en el rancho en el año 2004.

Es dirigida por John Musker y Ron Clements, directores de Basil, el ratón superdetective, La Sirenita, Aladdín, Hércules y El Planeta del Tesoro.


Argumento

Un príncipe de nombre Naveen, es transformado en un sapo por el malvado mago vudú Dr. Facilier. El príncipe sapo le pide a una joven, de nombre Tiana, que lo bese para romper el hechizo. Sin embargo, el beso no sólo no rompe el hechizo sino que además convierte a Tiana en una rana. Juntos tendrán que encontrar a la sacerdotisa voodoo del Bayou, Mama Odie, acompañados de un caimán que toca la trompeta y una luciérnaga romántica empedernida.

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