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LIBROS ENTRAÑABLES DE MI NIÑEZ



Varias veces he comentado que siempre me han encantado tanto los cómics como los libros. He tenido la suerte de que a mis padres también les ha gustado mucho la lectura en cierto modo, y se han preocupado de inculcarnos tanto a mi hermana como a mí esta bonita afición.

Mi padre cuando era pequeño se gastaba el poco dinero que le daban de paga en "tebeos" del estilo de "El Guerrero del Antifaz", "El Coyote", "Roberto Alcázar y Pedrín" y demás. O sea, los "tebeos" que por aquel entonces eran lo más, y que hoy aún siguen siendo muy recordados y son considerados como verdaderos clásicos. Cuando entró en la adolescencia y empezó a disponer de su propio dinero se aficionó a las novelas y "cómics" del Oeste (un género que siempre le ha gustado, también en el cine) que vendían en los "kioskos", así como a revistas de humor como "El Jueves", que por aquellos años comenzaba su andadura. También se aficionó a libros y revistas sobre temáticas de OVNIs y demás, otro género que también le encanta en el cine. Mi madre, sin embargo, al criarse en un entorno más humilde, no pudo disponer de mucho material de lectura, salvo las enciclopedias y libros que usaba para estudiar. Más adelante se aficionó a los libros y revistas de cocina y de consejos sobre salud, aunque realmente siempre ha sido más de leer periódicos de información general y alguna revista del corazón de manera ocasional. Mi padre, en cuanto a la prensa diaria, siempre ha preferido los diarios deportivos, aunque también le gustan los de información general. Es decir, que de una u otra manera, a mis padres siempre les ha gustado el sano ejercicio de leer.

Cuando era pequeño, mi padre me solía comprar "tebeos" a menudo, como "Don Miki", "Guai!", "Mortadelo" y títulos similares absolutamente históricos y de los que guardo un gran recuerdo... y también algún que otro ejemplar. Mi madre se encargaba más de comprarnos libros, siempre acordes con nuestra edad. De los que mejor recuerdo tengo y que mejor sabor me dejaron son "La mosca Mosabel", "No pidas sardina fuera de temporada", "La máquina pensante", "Cucho" o "La rana mundana". También me gustaban mucho los libros del estilo "Elige tu propia aventura", con títulos para mi destacables como "En el hormiguero", "Dentro del videojuego", "El misterio de los globos rosas" o "La sombra del ninja". Algunos de todos éstos aún los guardo e incluso los releo de vez en cuando.

Está claro que el material de lectura no me faltaba en Madrid, pero cuando íbamos al pueblo (La Rades del Puerto, en Segovia) en algún perídodo vacacional, sorprendentemente tampoco me faltaba, ya que en la habitación donde dormía me esperaba una cartera antigua y un poco raída, de cuando mi tío iba al colegio, absolutamente repleta de libros y de tebeos. Algunos eran de los que mi padre me compraba ocasionalmente cuando iba al pueblo a estar con nosotros durante los fines de semana tras una dura semana de trabajo, mientras nosotros estábamos allí. Otros eran libros muy especiales, ya que pertenecieron a mi madre y a mis tíos cuando estudiaban, y la verdad es que resultaban muy interesantes. Pero había otros de los que nunca supe la procedencia exacta, si los habían comprado mi padre o mi tío en alguna ocasión puntual que yo no recordara, o algo así. El caso es que estaban allí y me gustaban mucho. Le tengo un especial cariño a un ejemplar de una de las primeras ediciones de la colección de libros protagonizados por los hermanos anfibios Sapo y Sepo. Concretamente, el título es "Sapo y Sepo, un año entero" y se podría encuadrar en el estilo de "El viento en los sauces", con animales antropomorfos que calan en el corazón de los lectores. Me resultaba totalmente entrañable y por eso lo guardo y lo reviso de vez en cuando. No es, sin embargo, el caso de otro libro del que recuerdo muy gratamente su lectura y los buenos ratos que me hizo pasar, pero del que no recuerdo ni su nombre ni tampoco lo he vuelto a encontrar. Era un "cómic" en formato "album" de tapa dura, y trataba sobre diversos personajes importantes de la Historia y el relato de sus vidas y actos más importantes, todo ello en clave de un humor muy divertido y a la vez didáctico. Luego había otros títulos que se alejaban bastante de lo que había leido hasta entonces, y aunque al principio me resultaban extraños, pronto empecé a disfrutar de su lectura. Uno de ellos era el número 1 de "Zagor", cómic de orígen italiano en el que se mezclaba la temática principal del "western" con aspectos del terror y la ciencia-ficción, haciéndolo bastane variado y entretenido, dotándole además al protagonista de un halo misterioso y oscuro que lo hacía aún más atractivo. Otro de estos títulos era el número 1 de "Skorpio" que se publicó en España. Se trataba de una colección de cómics de orígen argentino de enorme éxito en aquellos lares, pero que aquí no llegó a cuajar. Cada número incluía unas cinco historias cortas de temáticas variadas, pero siempre en un tono bastante adulto (terror, ciencia-ficción, intriga, suspense...), que destilaban una dósis importante de violencia e incluso de erotismo. Esta colección se podría encuadrar dentro del gran número de publicaciones llamadas "pulp" que tanto éxito tuvieron en las décadas de los 60,70 y 80. El caso es que ambos ejemplares desaparecieron sin saber cómo ni por qué y no he vuelto a encontrarlos. Recuerdo que cuando era pequeño me los llevaba al lado de mi cama, y si me despertaba a una hora aún temprana me ponía a leerlos a la luz de la mañana, acurrucadito y arropadito, aprovechando que mi cama estaba al lado de la ventana.

Estos son los recuerdos que vienen a mi mente al pensar en esos libros que marcaron mi niñez.

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